Cuando empecé hace ya muchos años, no se utilizaban tanto algunas palabras
o nombres como ahora, en aquella época te aprendías los nombres de las
técnicas, el de unos pocos maestros, Japón, Okinawa, Karate, Taekwondo, Judo,
Kung Fu…ah sí, y Bruce Lee, y poco más.
No existía internet, existían muy pocos libros a la venta y las dos
revistas del sector estaban muy especializadas en las cuatro disciplinas mayoritarias
y en su vertiente deportiva.
Con los años aprendimos a decir: Artes Marciales, Budo, nombrar infinitos
estilos, disciplinas, metodologías, escuelas, etc. Gracias al aumento de los
libros en oferta, la aparición de nuevas revistas y de internet.
Seguro que todo ese boom es o ha sido bueno, porque habrá permitido que mucha
gente practique o se acerque a conocer alguna de las incontables ofertas
existentes en nuestro sector.
Y aquí es a donde quería ir a parar: practicar, conocer, entrenar, etc.
Todos y cada uno de nosotros decidimos cual ha de ser la relación que
mantenemos con la disciplina que practicamos, y todos la tenemos distinta. Y lo
curioso es que todos somos o nos llamamos a nosotros mismos “artistas marciales”.
Realmente hacemos un buen uso de esta definición, realmente todos los que
practicamos un arte marcial con mayor o menor
fortuna somos artistas marciales. Pues pienso que no!.
Primero, porque se tiene en cuenta las comodidades y lujos del local donde
pretendemos acudir, y si es posible que tenga mucha oferta diferente: primero
hago body pump, luego karate, luego spinning, luego me voy al spa y luego al
bar… , esto no tiene casi nada que ver con lo que yo viví en mis inicios. El
Dojo era espartano, ni comodidades ni lujos, teníamos un saco, un tatami y sólo
habían clases de karate. Posteriormente, cuando comencé a dar clases en un
colegio, no teníamos ni saco ni tatami, una moqueta!.
Teníamos clase los lunes, miércoles y viernes. Y esos horarios eran
sagrados, no faltábamos a clase ni cuando teníamos fiebre. Si algún amigo te
decía de quedar, quedabas después del entreno, las novias se esperaban en el
bar de enfrente a que saliéramos. Quedábamos los sábados por la tarde para
entrenar kumite y algunos domingos por la mañana para ir a correr. Como ha
cambiado todo. Ahora, si hay futbol no viene nadie, si tienen cualquier
pretexto no aparecen por la clase, si les duele la oreja no entrenan, se
escudan en el estrés y a los compromisos de la vida diaria para no entrenar. Yo
pienso que son pretextos de mal pagador, un artista marcial ha de estar por
encima de los pretextos y las escusas. Si eres un artista marcial, por respeto
a tu profesor, a loscompañeros y a uno mismo intentas no faltar nunca a clase, sólo
necesitas un poquito de organización y creer realmente en lo que estás
haciendo, aunque si te vale ser un artista marcial de facebook es mucho más
sencillo. Cuatro clases, cuatro cursos, unas cuantas fotos y eres lo más!!!...
Espero que alguno de los profesores que me puedan leer, tengan una
experiencia u opinión distinta porque de lo contrario no vamos bien.
Nos vemos en el tatami.